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LEGALIZAR LAS OBRAS DE LOS ESCRITORES 

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ARGENTORES PARA LOS ESCRITORES  encolumnados@netizen.com.ar 

Por Pablo Silva Extraido de la Info Mail Encolumnados


Para producir, el origen es el texto, y se aplica aquí el lema de Argentores: 

   

"Sin autor no hay obra". 

  

Obviamente los proyectos comienzan de maneras disímiles, 

   

1-por un grupo de amigos que se junta, 

  

2-un grupo de alumnos de un taller de actuación, 

  

3-de dramaturgia, 

  

4-de dirección, 

  

5-o lo que fuere. 

  

LLEGAR AL TEXTO

  

Cualquiera sea el punto de partida, el texto constituye el primer gran tema a solucionar. Esto quizá no se aplica a los proyectos "de movimiento" donde el texto surge a partir de los ensayos, o posterior a ellos, o nunca o a otras formas de expresión que no incluyen el texto como materia prima, que obviamente no es mi caso. 

  

Para llegar al texto, admitiendo su inmortal importancia, hay miles de caminos. 

He compartido varios de ellos, trabajé con autores vivos, con autores muertos, con adaptaciones, libres, modificaciones, etc. 

   

AUTORES MUERTOS

  

Todos tienen sus clásicos pro y contras, pero si estás comenzando, es todo más sencillo si el autor está muerto hace más de 70 años. 

Eso facilita todo tipo de trámites legales y posibilita hacer de Romeo un travestido, sin que nadie pueda decir ni pío.

    

Trabajar con autores que hayan fallecido hace más de 70 años, cualquiera sea su nacionalidad, implica que sus derechos son universales. 

Muchos de ellos pueden estar libres o no, eso lo informa Argentores, que fiscaliza el cobro de los derechos de autor de todos los teatros de la Argentina. 

  

Obviamente habrá posibilidades de que el autor esté fallecido pero sus derechos hayan sido adquiridos por alguna persona, por lo cual, por recomendación estricta, lo primero antes de adaptar o reescribir o casi pensar un instante en un texto determinado, es saber si la obra elegida, el texto, está libre y es posible hacerlo. 

   

AUTORES VIVOS MUERTOS NACIONALES E INTERNACIONALES

  

Esto se irá complicando cuando la obra sea argentina y de un autor vivo o de sus herederos --que seguirán cobrando y manejando sus derechos y autorizaciones y adaptaciones hasta que se cumplan 70 años del día de su muerte--... mucho tiempo.

 

A. Autor vivo. Inc. 1 Nacional. 

  

Cualquier autor argentino desea que sus obras sean llevadas a escena. 

Algunos pondrán mayor cantidad de condiciones, no solamente económicas, sino para el tipo de proyecto. 

Para una obra que ha sido un gran éxito hace una o dos décadas, es difícil poder conseguir los derechos para hacerla en una sala de 30 butacas en Barracas --barrio artístico si los hay-- y a la gorra. 

Probablemente el autor guarde recuerdos de gloria y de dinero que no querrá dilapidar tan fácilmente. 

   

Pero si esos mismos derechos son pedidos sin exclusividad --los puede también ceder o vender a otro grupo teatral de la misma zona geográfica-- para El Dorado, en Misiones, lo más probable es que el autor acceda, pues sabe que eso no le quitará posibilidades de negociar con otro posible comprador. 

También puede cuestionar la puesta en escena, el tipo de actuación o más detalles si la producción se lo permite. 

   

Habrá allí un interjuego psicológico que deberá manejar, cuándo no, el productor. 

Si el contacto viene por algún otro lado, mejor. 

Habrá alguien para acompañar al productor a la casa de autor en lo que parece la visita al cadalso... Y si nadie se anima, el productor será el único encargado de lidiar con el autor vivo. 

    

Este también muchas veces suele apoyar enérgicamente proyectos de su autoría (Ricardo Halac es quizás el más ferviente y entusiasta), brindándole al grupo una experiencia única y maravillosa de trabajar con el autor alguna adaptación de alguna escena o personaje, para beneficio de todos.

  

A. Autor vivo. Inc. 2. Extranjero. 

   

Los autores vivos residentes en países que no son Argentina --no sé por qué lo hacen-- suelen tener agencias que representan sus derechos en todo el mundo. 

Ahora la recomendación es establecer el contacto directo con el autor, en primera instancia, y si no, con esa agencia, 

   

pues a tal distancia, 

¿cómo diablos puede saber David Mamet si el Teatro tal o cual es importante o no?

  

 Imposible, por eso trabaja con representantes, agencias, etc. 

Hay que ver cuáles son las condiciones, los diálogos son complicados y llevan bastante tiempo. 

Sin embargo en los últimos años, con el mundo cibernético, se han acercado los autores de todo el mundo a todo el mundo. 

Hay chances.

  

B. Autor muerto. Inc. 1. Nacional. 

  

Si el autor está muerto, y es argentino, tendrá descendientes que se ocupan del tema, generalmente no teatrales, y con los cuales habrá que llegar a algún acuerdo de derechos, según lo tentados que se vean a ceder/vender los derechos por la envergadura del proyecto, o los nombres implicados en el mismo, o la propuesta de puesta o de dirección.

  Nuevamente se plantea el caso del interjuego psicológico. 

Con un mate de por medio, se consiguen muchas cosas.

  

B. Autor muerto. Inc 2. Extranjero. 

  

Si son extranjeros, el tema se complica, no será tan fácil acceder a sus herederos o representantes, y muchas veces se cae en el pedido internacional de Argentores que usualmente llega a un escritorio junto a muchos otros pedidos más y esto quita energía al grupo, consume muuuucho tiempo y muchas veces no se llega a ninguna contestación. Aconsejo alejar esta posibilidad. 

  

Mi idea es siempre contactar persona a persona con los descendientes o quienes manejen los derechos, agencias, representantes internacionales, sea quien fuere. 

  

Cuando les toque Estados Unidos, país de gran cantidad de dramaturgos de muchísimo nivel, notarán que todos confluyen en una agencia argentina: Del Pino y Masllorens, ¡y nunca podrán esquivarlos! (El productor teatral es aquel que logra hacer posible lo imposible.)

 

EL IDIOMA

  

Existe un nuevo tema en los derechos: 

el idioma, para ambas categorías (estén vivos o muertos si escribieron en inglés el original, habrá una traducción). 

   

Si son de lengua castellana, se podrían utilizar sin traducción, pero si no lo son... intervendrá un traductor que también tendrá unos puntos del clásico puntaje de los derechos de autor: el diez por ciento del bruto recaudado, el diez por ciento del borderaux, del total de la recaudación (nuevo aparte aquí para la música y letra original, o coreografía inscriptas en Argentores, que sumará unos puntos extra, pudiendo llegar al máximo de quince por ciento del total). 

   

Aparte aquí para las obras clásicas, que habitualmente tienen derechos universales y se utilizan las versiones editadas, sin pagar extras por la traducción o entendiendo que ésta viene en el paquete del porcentaje que se lleva el autor universal. 

Si éste está vivo, el tema es más delicado, pues puede pedir ver la traducción y aprobarla para ceder los derechos.

   

Por último, un tema no menor. 

  

El dinero. 

  

Hay tres formas básicas de ceder los derechos de una obra. 

  

1- sin dinero. 

  

Un autor puede ceder gratuitamente sus derechos de tal obra, por un tiempo determinado sin cobrar un peso por ello, y apostar a ganar el diez por ciento de lo recaudado a partir del estreno. 

Esto suele pasar. 

   

2- con dinero 

  

como adelanto con devolución. 

Un autor pide un adelanto de esos derechos, digamos mil pesos, como para asegurarse la responsabilidad y seriedad del proyecto. 

Esa suma será devuelta a la compañía por Argentores en la medida que se vaya recaudando ese 10 por ciento, sobre la cual Argentores retendrá el 13 por ciento en concepto de ente recaudador, y el resto se abonará a la compañía, que irá así recuperando ese primer monto, hasta llegar al primer peso pasados los mil, el peso mil uno, a partir de donde volverá a cobrar el autor original. 

  

3- con dinero como adelanto sin devolución. 

  

La tercera forma es que el autor pida al grupo un adelanto sin ninguna devolución posible, es decir, mil pesos, por sólo el hecho de darles la posibilidad de representar su obra (durante un período determinado, en una zona geográfica determinada), más el correspondiente diez por ciento de cada peso recaudado a partir del estreno... Se da un dinero, que no se recupera. 

  

Siempre en todos los casos el porcentaje del diez por ciento para el autor es inamovible, pero... y suele haber un pero, aquí interviene el tema de la adaptación, adaptación libre, coescritura, etc. ¡¡y todas las diferentes formas de repartir esos dichosos diez puntos!!

    

Argentores es un lugar fundamental para los que hacemos teatro. 

Así parece, y así es.

http://www.autores.org.ar/psilva 

  

TEATRO TECNICO PARA ACTORES GRUPOS Y SALAS PRODUCIDA POR CARLOS CANAVESE (R) 1999