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HISTORIAL - TEATRO GRIEGO

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 TEATRO GRIEGO COMO RELIGION


LA RELIGION EN GRECIA COMO PRINCIPIO DEL HECHO TEATRAL

    

Un factor dominante del desarrollo de fines del siglo VII se halla en la religión.

Es difícil determinar el comienzo de la historia de la religión griega. 

Diríamos que esta tiene un aspecto sombrío. 

El politeísmo se corrige así mismo continuamente mediante la proliferación, y se expande en sus cultos más nuevos. 

  

Existen pruebas de que había profetas y santones más o menos profesionales, sea por derecho de nacimiento o por vocación y que desempeñaban un importante papel en la religión griega de aquella época.

  

También existían los santuarios con oráculos, pero su inmenso prestigio estaba solo en los comienzos. 

Aún así, es notable la riqueza de las ofrendas, tanto de Delfos como en Olimpia.

Vale la pena preguntarse por qué los dioses eran olímpicos. 

El nombre de Olimpia se cita en fecha temprana y en Homero se hace referencia ya al monte Olimpo como morada de los dioses. 

Este es visible desde el mar, y es admisible que la morada de los dioses se instalase en los confines septentrionales del mundo conocido.

  

Se puede afirmar que el politeísmo griego del siglo VII constituía un sistema de adaptaciones abierto y destartalado. 

No se creaban dioses nuevos con religiones misioneras, sino que había una constante receptividad para adoptar los dioses de los confines del mundo griego y una constante identificación de los dioses foráneos con los nombres ya existentes.

  

La decisión de enviar colonizadores y a que lugar enviarlos, la conducta a seguir en caso de una emergencia nacional, y hasta los asuntos legales y constitucionales, eran en ocasiones decididos por el oráculo. 

  

Eran cuestiones más políticas que religiosas, y este eventual poder de los oráculos sobre la política se mantuvo hasta el siglo IV. 

Tanto en Delfos como en Olimpia, las ofrendas de las familias dominantes y de los estados nacionales, eran muy ricas y se exhibían permanentemente en una especie de diplomacia estática, de competencia por el prestigio. 

  

Algunos de los torneos atléticos, por lo menos las carreras de caballos y carros, fueron deportes de reyes. 

En la medida en que durante el siglo VII se afianzaba la idea del templo como residencia gloriosa de la estatua de un dios al que se tributaba culto, las ofrendas en los grandes templos se convirtieron en una forma más de competencia entre los individuos ricos o naciones poderosas. 

  

El mapa de las ciudades que hacían las ofrendas más fastuosas en Delfos y Olimpia constituye una sugerente indicación de diversas facetas de la historia griega.


EL ARTE

  

En Olimpia hubo un gran número de estatuas de victorias; posteriormente hubo estatuas políticas, y la mayoría de los artistas más notables del mejor período trabajaron allí. 

Sin embargo, de todas estas obras de arte, casi solo se han conservado las bases con sus inscripciones y la oreja de un toro de bronce.

   

Entre las pruebas más significativas sobre los griegos arcaicos se cuentan numerosos fragmentos de la literatura escrita, las ciudades en que comenzaban a vivir, sus leyes e instituciones y el ámbito geográfico, siempre en expansión, de sus actividades. 

   

Delfos se hallaba oculto entre las montañas y Olimpia era una ciudad sagrada sin población permanente.

El templo de Zeus es el monumento de una transición social; fue el primer acto de afirmación de la primera democracia de la Élide y es interesante que se construyera en Olimpia y no en Elis.


SANTUARIOS DONDE SE REALIZARON LAS PRIMERAS PRACTICAS TEATRALES

DODONA

  

Dodona es el emplazamiento de un antiguo y misterioso oráculo de Zeus (se supone que el más antiguo), en el confín noroccidental del mundo griego clásico. 

Está situado cerca de la frontera actual de Grecia y Albania, unos cuantos kilómetros al interior, al pie de los montes Pindo. 

  

Según Homero, sus sacerdotes no se lavaban los pies y dormían en el suelo. 

Interpretaban los ruidos que hacía el "viento en una gran encina. 


ELEUSIS

  

Eleusis, donde se hallaba el santuario de Deiméter, está situada en la costa al este de Atenas, en lo que fuera un idílico paraje campestre, actualmente ocupado por industrias. 

Fue un emplazamiento micénico y arcaico temprano; la continuidad del culto es perfectamente posible, incluso probable. 


DELFOS

  

Delfos era un santuario de pastores situado en un antiguo emplazamiento micénico. 

Creció, durante el siglo VIII, en el lugar en que brotaba un impresionante manantial al pie de unos altos riscos. 

  

La totalidad del emplazamiento configura un teatro natural (el teatro artificial no fue construido hasta el siglo IV). 

Más de una ves se reconstruyó en el mismo punto el templo de Apolo, si bien no tenemos conocimiento de ningún templo de antes de fines de siglo VII o comienzos del siglo VI.

  

Delfos se nos aparece como el santuario más impresionante de Grecia; el manantial es todavía abundante y el enclave sigue siendo un lugar de peregrinación.

En Ión de Eurípides, un coro de peregrinos llega a Delfos y se maravilla ante los monumentos.


 LUGARES DE CULTO

   

En Delfos el tesoro de Sifno compite aventajadamente con los de las principales ciudades griegas. 

Aquí había dieciséis edificios magníficos, cada uno de los cuales expresaba el prestigio de una ciudad-estado; fueron construidos para alojar las ofrendas al dios de Atenas. 

El templo no podía contener todas las ofrendas y las ciudades-estado preferían guardar sus tesoros en un solo lugar.

  

Algunas de las ciudades estaban gobernadas por reyes o tiranos. 

La riqueza no era, en sentido estricto para ser usada, pero su exhibición si era útil: suscitaba la benevolencia del dios, comprometía los favores del oráculo, era un factor de orgullo nacional y afianzaba la posición internacional de Atenas.

  

El oráculo de Delfos tenía un santuario de dimensiones bastante reducidas situado en la pronunciada pendiente de un relieve montañoso. 

Este cobró importancia con rapidez durante el último período arcaico. 

Las ciudades griegas buscaron su consejo antes emprender expediciones colonizadoras y Delfos alcanzó renombre al establecerse allí los juegos píticos hacia 590 a. C.

  

Desde la esquina suroriental del recinto, la vía Sacra serpenteaba montaña arriba, pasando frente a los tesoros de la ciudades-estado griegas y los monumentos erigidos para recordar victorias y grandes acontecimientos, hasta llegar al templo, al propio oráculo y a la terraza superior.

En este remoto lugar, se amontonaron las obras maestras de muchas generaciones.


OLIMPIA

  

La expresión más característica de la religión griega arcaica es Olimpia. 

Asociada a una maraña de leyendas, Olimpia era un bosquecillo, un santuario al aire libre, con una docena o más de altares distribuidos entre los árboles, algunas peculiares reliquias sagradas, una riqueza en ofrendas, buen abastecimiento de agua y una gran extensión de tierra llana apropiada para celebrar competiciones atléticas. 

  

En la religión griega el deporte tenía una función semejante a la de la escultura. 

Era un despliegue de fuerza y habilidad de una cualidad animal que podía complacer a los dioses.

Olimpia no fue un santuario de peregrinación como Delfos: tenía escaso poder político o religioso. 

Era un lugar de encuentro, como lo era también, por supuesto Nemea y el Istmo, los otros centros deportivos internacionales. 

En Olimpia hubo un oráculo de Gea y también, más tarde, uno de Zeus, pero éste pronto enmudeció.

  

Su monumento central no fue construido hasta el siglo V: el colosal templo de Zeus, de forma, que todavía no ha sido restaurada, y que es más impresionante en sus ruinas que cualquiera de sus rivales mejor conservados. 

Algunos escritores antiguos dijeron de esta estatua que añadía algo a la comprensión humana de los dioses.

  

El altar de Zeus estaba echo con las cenizas de sus antiguos fuegos; finalmente se convirtió en una gran construcción con gradas y un núcleo centra alto, pero, dado que no era más que cenizas solidificadas, en la Edad Media fue arrastrado por las inundaciones del Alfeo.

  

Las inundaciones que anegaron Olimpia han conservado fragmentos dispersos de valiosas obras, así como pocos monumentos históricos. 

Algunos trofeos salvados de esto fueron las esculturas de los frontones del templo de Zeus; lo más importante de ellas es su fuerza y su belleza.

  

La expresión insondable de Apolo, desgraciadamente realzada por una limpieza inapropiada de la superficie del mármol, posee una inmensa energía. 

No se trata de una imagen de culto con una sonrisa benigna, sino del dios de la mitología. 

En varias de estas estatuas es posible percibir los comienzos del retrato del carácter y de las emociones humanas.


TEATRO TECNICO PARA ACTORES GRUPOS Y SALAS PRODUCIDA POR CARLOS CANAVESE (R) 1999